de/di Santos Domínguez Ramos
(trad. Marcela Filippi)
I
Por oscuras penínsulas pasan sombras oscuras,
deshabitadas sombras de herrumbre que el salitre
hizo crecer un día con lluvias litorales
sobre un verdín de olvido.
Con lentitud de fiebre, pasan sombras oscuras
bajo esta luz de aceite, bajo esta luz que pesa
sobre los cuerpos lentos del sueño y el presagio.
No conozco su nombre ni he pisado su escarcha,
pero ocurría noviembre en los ríos de la herida
y excavaba en las rocas hondas cárcavas blancas.
La arqueología frutal que evocan los adverbios
es memoria de un mapa hecho de carne y sombras,
solar y laboriosa secuela de las manos.
La mirada levanta las sílabas del mundo,
hace crecer con hielo
arroyos de ceniza y sombras de escorpiones,
la geometría precisa del estrago en el hueso.
Latirán otras tardes sin nosotros
en las ascuas sonoras, en las jambas secretas.
Y nada será nuestro,
ni el recuerdo del humo ni el sonido del sueño.
I
Attraverso buie penisole passano ombre oscure ,
disabitate ombre di ruggine che la salsedine
un giorno fece crescere con le piogge costiere
su una muffa di oblio.
Con lentezza di febbre, passano ombre oscure
sotto questa luce d'olio, sotto questa luce che pesa
sui lenti corpi del sogno e del presagio.
Non conosco il loro nome né ho calpestato il loro gelo,
ma correva novembre nei fiumi della ferita
e scavava nelle rocce profonde gole bianche.
L'archeologia fruttata che gli avverbi evocano
è memoria di una mappa fatta di carne e di ombre,
solare e laboriosa sequela delle mani.
Lo sguardo alza le sillabe del mondo,
fa crescere con ghiaccio
ruscelli di cenere e ombre di scorpioni,
la geometria precisa del disfacimento nell'osso.
Palpiteranno altre sere senza di noi
nelle braci sonore, nei ceppi segreti .
E nulla sarà nostro
né il ricordo del fumo né il suono del sogno.
(De El agua de los mapas. CXX Colección Melibea Talavera de la Reina, 2012)
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