mercoledì 29 novembre 2023

VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE ÍBICO/VARIAZIONE DA TEMA IBICO

de/di Luis Alberto de Cuenca
(trad. Marcela Filippi)


Otra vez ese niño insoportable, Eros,
me apunta con su flecha y da en el blanco.
Nunca yerra el canalla. Tiene la puntería
de un Robin Hood o de un Guillermo Tell.
Recibo su mortífero flechazo
en pleno corazón, y me desplomo
como un fardo en la red inextricable 
de la rubia Afrodita, de donde es tan difícil 
escapar. 
               ¡Y cuidado que ha envejecido el niño!
Pero sigue en activo, y no ha perdido un ápice
de maldad, y sus ojos siguen igual de lánguidos
y perversos, y no respeta canas
ni se para a pensar a quién apunta,
ni para qué lo hace, ni por qué.
Atrapado en la red, me da un ataque
de temblor, y me cubre un sudor frío,
y me pongo amarillo como un muerto,
y no veo otra cosa que no sea tu imagen,
y me pudro en la cárcel de tu amor.


Ancora quel bambino insopportabile, Eros,
punta la sua freccia contro di me e colpisce il bersaglio.
Non fallisce mai la canaglia. Ha la mira
di un Robin Hood o di un Guglielmo Tell.
Ricevo la sua mortale frecciata
in pieno cuore, e  crollo
come un sacco nella rete inestricabile
della bionda Afrodite, da dove è molto difficile
scappare.
                E bada bene, che il bambino è invecchiato!
Ma è ancora attivo, e non ha perso una briciola
di malvagità, i suoi occhi continuano ad essere languidi
e perversi, e non rispetta capelli bianchi
né si sofferma a pensare su chi punta,
né perché lo fa, né del perché.
Intrappolato nella rete, mi viene una crisi
di tremore, e un sudore freddo mi copre,
e divento giallo come un morto,
e non vedo altro che la tua immagine,
e marcisco nella prigione del tuo amore.


                     (de Bloc de otoño.  Colección Palabra de Honor. Visor Poesía, Madrid , 2018)

 

VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE SAFO/ VARIAZIONE SU UN TEMA DI SAFFO

de/di Luis Alberto de Cuenca
(trad. Marcela Filippi)

No sé qué hacer. Mi sentimiento es triple.
Se reparte entre el miedo y el espanto
—que vienen a ser uno—, la ansiedad y la angustia
—que cuentan como una— y el amor y el deseo
—haz y envés de una misma cosa—. ¡Cómo quisiera
que fuese más sencillo mi sentimiento, sin
tanta maldita mezcla, puro, simple, desnudo,
amor solo, fusión con todo lo creado,
y no desear nada que no fuese inocente,
cándido, ingenuo, humilde, pródigo, generoso!


Non so cosa fare. Il mio sentimento è triplice.
si divide tra paura e orrore
—che vengono ad essere uno—, l'ansia e l'angoscia
—che contano come una— e l'amore e il desiderio
— recto e verso della stessa cosa. Come vorrei
che fosse più semplice il mio sentimento, senza
tanto maledetto miscuglio, puro, semplice, nudo,
amore solo, fusione con tutto il creato,
e non desiderare nulla che non sia innocente,
candido, ingenuo, umile, prodigo, generoso!


(de Bloc de otoño.  Colección Palabra de Honor. Visor Poesía, Madrid , 2018)

PAMORAMA

 de/di Juan José Vélez Otero

(trad. Marcela Filippi)

                                             Murió mi eternidad y estoy velándola
                                                                         César Vallejo

Desde esta nueva casa
vemos el monte cuando atardece,
la soledad y yo vemos el monte 
cuando atardece,
cuando se abren las ventanas
a las ascuas de este incendio
repetido y nunca el mismo.

Aparece ese momento
en que la sangre siente
cómo se agota el saldo,
en el que la tarde habla
con oculto aliento de metal y leña
de la precariedad del tiempo.

Uno no canta lo perdido;
reclama lo olvidado. Y no lo llora.
Es el humo voraz del abandono
el que hace saltar las emociones.

Encendemos un pitillo
y me apuro otro gin tonic
por aliviar el dolor, 
este dolorcómplice y milenario del crepúsculo,
el dolor de la ceniza
,ese mismo que deja
la carne huidiza de mujer adolescente.




                                                 La mia eternità è morta ed ora veglio su di essa
                                                                                                     César Vallejo
Da questa nuova casa
vediamo il monte all'imbrunire,
la solitudine e io vediamo il monte
quando imbrunisce,
quando si aprono le finestre 
alle braci di questo incendio
ripetuto e mai uguale.

Appare quel momento 
in cui  il sangue sente
come si  esaurisce il residuo,
in cui la sera parla
con occulto respiro di metallo e di legna 
della precarietà del tempo.

Non si canta ciò che è perduto;
si reclama ciò che è dimenticato. E non lo si piange.
È il fumo vorace dell'abbandono
quello che fa saltare le emozioni.

Accendiamo una sigaretta
e mi verso un altro gin tonic
per alleviare il dolore, questo dolore
complice e millenario del crepuscolo,
il dolore delle ceneri
lo stesso che lascia
la carne sfuggente di una donna adolescente.


(Del libro La soledad del nómada. XVII Edición del premio de poesía 
Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Ediciones Vitruvio, Madrid)

domenica 26 novembre 2023

UN CÍRCULO DE SILENCIO/UN CERCHIO DI SILENZIO

de/di Ana María del Re
(trad. Marcela Filippi)


Un círculo de silencio
                       trazan
                tus palabras
ramajes solitarios
en la claridad del bosque
                       música
de flauta adormecida.


Un cerchio di silenzio
                 tracciano
               le tue parole 
fronde solitarie
nel chiarore del bosco
                      musica
di flauto assopito.



 (De La noche todavía. bid&co. editor. Venezuela 2007)

 

venerdì 10 novembre 2023

DESCONSUELO/SCONFORTO

de/di Mario Míguez
(trad. Marcela Filippi)

OH Dios, ¿por qué a mí, el solo, el solitario,
me arrastras de continuo a esta tristeza
con que todas las cosas en mi entorno
lloran mudas, y usando mi alma ordenas
que digan su dolor mediante el mío?...
Oh Dios, al menos dame resistencia...
¿Por qué se duelen siempre en mí las cosas
sin yo poder dolerme nunca en ellas?...


OH Dio, perché proprio a me , il solo, il solitario,
mi trascini continuamente in questa tristezza
in cui tutte le cose intorno a me
piangono mute, e usando la mia anima ordini
che dicano il loro dolore tramite il mio?...
Oh Dio, dammi almeno resistenza...
Perché le cose si dolgono sempre in me 
senza che io possa mai dolermi in esse?...

                                                                 (Del libro Casi es noche. Editorial Pre-Textos, 2019) 

giovedì 9 novembre 2023

ESQUINAS/ ANGOLI

de/di Luis Miguel Rabanal
(trad. Marcela Filippi)

Era, sin dudarlo, el lugar más hermoso. 
Donde se guardaban las cosas inservibles 
y el tiempo con musgo. 
Crecía sordamente sin cesar allí la nostalgia 
sin nadie notarlo, ese perfume ajado de materia 
que resbala entre las hojas frescas de junio, 
ese rostro presuntamente amado que ahogó la lluvia. 
En algún atardecer se acercó a espiar las caderas 
ensambladas y a los jóvenes profiriendo ultrajes 
y serias advertencias de muerte. 
Daba igual, si él quisiera pondría un nombre 
exacto a cada cosa, colgaría su abrigo de un cerezo 
leñoso y escribiría en el árbol con suma congoja 
palabras que dislocasen tan bien lo invocado, Obdulia 
y sus novios, y su amor desgraciado. 
O no bastaba la remota escritura. 
Si regresó a lo umbrío y golpeó con su puño 
porque fuera verdad ese dislate de la vida. 
Tantos años hoy para no gritar que se vaya.


Era, senza dubbio, il posto più bello.
dove si custodivano le cose inservibili
e il tempo col muschio.
Lì cresceva cupamente e incessante la nostalgia 
nessuno se ne accorgeva, quel profumo appassito di materia
che scivola tra le fresche foglie di giugno,
quel volto presumibilmente amato che la pioggia ha annegato.
Una sera si avvicinò a spiare i fianchi
assemblati e ai giovani proferendo ingiurie
e gravi avvertenze di morte.
Non aveva importanza, se lui avesse voluto avrebbe dato un nome
esattamente a ogni cosa, avrebbe appeso il suo cappotto a un ciliegio
legnoso e avrebbe scritto sull'albero con grande angoscia
parole che travisassero così bene quanto invocato, Obdulia
e i suoi fidanzati, e il suo amore disgraziato.
Oppure la remota scrittura non bastava.
Se è tornato nella cupezza e ha colpito col pugno
affinché fosse vero quello sproposito della vita.
Tanti anni oggi per non gridare di andarsene.
                                                          (Del libro Que llueva siempre. Huerga & Fierro editor )

CANTO A LA SOLEDAD/CANTO ALLA SOLITUDINE

de/di Emilio Quintanilla Buey
(trad. Marcela Filippi)

No me sorprende, soledad, que rondes
en los últimos años de mi vida
la puerta de mi casa. Bienvenida.
Ayer te quise y hoy me correspondes.

Sé cómo llegas, sé dónde te escondes,
sé cómo y dónde excavas tu guarida, 
pero te tengo ya tan asumida 
que paso de los comos y los dondes.

Aquí estoy, justiciera generosa.
Sigue entrando en mi casa cada día
y sigue —como anoche— siendo hermosa,

porque hasta que llegaste, no sabía
que a los que no tenemos otra cosa
la soledad nos hace compañía.

Aquí estoy, soledad. Tengo anotados
tus poemas de escarcha en mi libreta.
Te tienes que acordar. Soy el poeta
que lloró cuando fuimos presentados.

¿Sabes? No lloro ya. Versos llorados
me impiden ver la soledad completa.
Al borde del camino, en la cuneta,
fui dejando mis llantos enterrados.

Porque te quiero ver de otra manera.
Quiero que impregnes mis atardeceres.
Quiero gozar tu soledumbre entera.

Y hablando de gozares y quereres
déjame que te diga, compañera,
que yo te quiero amarga, tal como eres.

Te quiero porque llegas puntualmente
—pocas noches olvidas nuestra cita—,
y porque es silenciosa tu visita
—poco silencio habrá tan elocuente—.

Porque no existes cuando estás ausente
—poca es la gente que te necesita—,
siendo a la vez un ágora infinita
—pocas plazas habrá con tanta gente—.

Aquí estoy, soledad. Te estoy cantando
poniendo el corazón en mi balada.
Contigo de la mano voy llegando

hacia una noche ya sin madrugada.
Sólo tú seguirás conmigo cuando
lo que no seas tú no sea nada.

CANTO ALLA SOLITUDINE
Non mi sorprende, solitudine, che tu faccia la ronda
negli ultimi anni della mia vita
alla porta di casa miaBenvenuta.
Ieri ti ho amata e oggi mi contraccambi.

So come arrivi, so dove ti nascondi,
so come e dove scavi la tua tana,
ma ti ho talmente accettata
che passo dai come e dai dove.

Eccomi qui, giustiziera e generosa.
Continua ad entrare in casa mia ogni giorno
e continua – come stanotte – ad essere bella,

perché fino a quando non sei arrivata, non sapevo
che a quelli come noi che non abbiamo altro
la solitudine ci tiene compagnia.

Eccomi qui, solitudine. Ho gli appunti
delle tue poesie di ghiaccio nel mio taccuino.
Dovresti ricordare. Io sono il poeta
che ha pianto quando ci hanno presentati.

Sai? Non piango più. Versi piangenti
mi impediscono di vedere la completa solitudine.
Sul ciglio della strada, nella cunetta,
ho lasciato sepolti i miei pianti.

Perché ti voglio vedere in un'altra maniera.
Voglio che impregni i miei tramonti.
Voglio godermi il tuo intero eremo.

E a proposito di piaceri e desideri
lascia che ti dica, compagna,
che io ti voglio amara, tale quale sei.

Ti sono affezionato perché arrivi puntuale
—poche notti dimentichi il nostro appuntamento—,
e poiché la tua visita è silenziosa
—ci sarà poco silenzio così eloquente—.

Perché non esisti quando sei assente
—poche sono le persone che hanno bisogno di te—,
essendo allo stesso tempo un agorà infinita
—ci saranno poche piazze con tanta gente—.

Eccomi qui, solitudine. Canto a te
mettendo il cuore nella mia ballata.
Insieme a te per mano sto arrivando

verso una notte ormai senza alba.
Solo tu continuerai insieme a me quando
quel che tu non sarai più non sarà nulla.


(*) Premio Internacional de Poesía “Manuel Alcántara”. Málaga, 2006)
(*) Premio Internazionale di Poesia “Manuel Alcántara”. Málaga, 2006)


                                                              (De Obra reunida, 2000-2020, Ediciones Vitruvio. Madrid, 2022.)

 

martedì 7 novembre 2023

HELENA/ELENA

de/di Olalla Castro
(trad. Marcela Filippi)

La belleza es una maldición, nunca la quise. Yo solo 
              anhelaba ser la tea que arde bajo mi nombre 
              y quemar uno a uno a todos los que, con el 
              pretexto de saciarse, masticaron mi cuerpo, 
              hogaza de pan mojada en vino. El primero de 
              todos fue Teseo, que se hundió en mí como 
              quien hunde sus manos en la tina, como quien 
              lava sus manos en el agua. Limpio salió y me 
              dejó esto negro que flota desde entonces en 
              mis ojos. Llegaron después los que pedían 
              permiso antes del baño (no a mí: a mi padre, 
              a los dioses). Por más que me esforcé, no hallé 
              gran diferencia entre unos y otros. Solo el agua,
              más sucia cada vez; la tina más vacía. 
No elegí a Paris, igual que antes no había escogido 
              a Menelao. Desposarse, desposeerse, ¿no es 
              acaso lo mismo? Soy el fardo que se trae y 
              se lleva siempre a hombros. Dentro de mí, el 
               tesoro. Dentro de mí, el collar que los otros 
               solo quieren colgarse. Lo que dirime su guerra 
               es a quién pertenezco. Nada más. Corona 
               de laurel, trofeo de caza, he sido algo por lo 
               que alzar las espadas en el aire. Ante mí, los 
               hombres han hablado el rudo lenguaje de los 
               hombres; el pobre lenguaje de los hombres. 
La belleza es una maldición. Te arrebata tu cuerpo, 
               te convierte en grano, en pasto, en uva. Todos 
               quieren morder, hasta que un día de ti no queda 
               ni un bocado. Entonces te desprecian. Los 
               niños y los viejos te rehuyen y algo siniestro se 
               incrusta en el centro de tu nombre. Ya no es 
               la gema, eso brillante engarzado en lo brillante. 
               Ya no es más que la tina vacía, el agua negra. 
               Tuya es ahora la culpa del incendio, de la 
               ciudad en llamas, de las ruinas. Para entonces 
               eres solo la extranjera. La del nombre maldito 
               bajo el que Troya arde.


ELENA
La bellezza è una maledizione, non l'ho mai voluta. Io anelavo 
               di essere soltanto la fiamma che arde sotto il mio nome
               e bruciare uno ad uno tutti coloro che, con il
               pretesto di saziarsi, hanno masticato il  mio corpo,
               grande focaccia di pane imbevuta nel vinoIl primo di
               tutti fu Teseo, che sprofondò in me come
               chi affonda le mani nella tinozza, come chi
               lava le sue mani nell'acqua. Ne è uscito pulito e
               mi ha lasciato dentro questa cosa nera che da allora 
               galleggia nei miei occhi. Poi sono arrivati ​​quelli che 
               chiedevano permesso prima del bagno (non a me: a mio padre,
               agli dei). Per quanto mi sia sforzata, non ho trovato
               grande differenza tra gli uni e gli altri. Soltanto l'acqua,
               ogni volta più sporcala tinozza sempre più vuota.
Non ho scelto Paride, così come prima non avevo scelto 
               MenelaoSposarsi, spogliarsi, non è forse
               lo stesso? Sono il fardello che si conduce e
               si porta sempre in spalla. Dentro di me, il
               tesoro. Dentro di me, la collana che gli altri
               vogliono appendersi. Ciò che dirime la loro guerra
               è a chi io appartengaNient'altro. Corona
               di alloro, trofeo di caccia, sono stata qualcosa per
               cui alzare le spade in ariaDinanzi a me, 
               gli uomini hanno parlato il rude linguaggio degli
               uomini; il povero linguaggio degli uomini.
La bellezza è una maledizioneTi strappa il corpo,
               ti trasforma in grano, in erba, in uvaTutti
               vogliono mordere, finché un giorno di te non
               rimane nemmeno un boccone. Allora ti disprezzano. I
               bambini e i vecchi ti sfuggono e  qualcosa di sinistro
               si incunea al centro del tuo nomeNon è più
               la gemma, quel brillante incastonato nel brillante.
                Non è altro che la tinozza vuota, l'acqua nera.
                Ora la colpa dell'incendio è tua, della
                città in fiamme, delle rovine. A quel punto
                sei solo la straniera. Quella dal nome maledetto
                sotto il quale Troia arde.

(Del libro Las Escritas. XXI Premio de Poesía Vicente Núñez. Deputación de Cordoba Berenice, 2022) 

lunedì 6 novembre 2023

UNO (LOS INFRALEVES)

de/di Alejandro Céspedes
(trad. Marcela Filippi)

Lo que se nos presenta como nuestro  
es una alegoría del olvido. 
El calor de un asiento que acaba de dejarse, 
su radiación, su irse, su desvanecimiento suavemente. 
Dice Marcel Duchamp: «infraleve, adjetivo, no hacer nunca de ello un sustantivo». 
Los infraleves son también las distintas apariencias 
de aquello que se muestra como idéntico. 
Cualquier analogía es infraleve, vuelve a decir Duchamp. 
Es eso imperceptible que difiere en lo producido en serie. 
Lo que queda en el molde de la pieza copiada, 
la ausencia que ha emigrado de uno a otra. 
Es lo que se ha escondido debajo de su aspecto.  
Lo mismo y lo distante.  
Lo correcto y lo enfermo. Lo arrugado y lo recto. 
Lo que ansía lo plano de cuando fue rugoso. 
Lo que cada uno envidia cuando lo tiene el otro. 
El ruido que se duerme en brazos del silencio,  
su despertar de golpe. 
Las cajas de zapatos y su olor a humedad, 
ese moho que vive sobre las fotos muertas, 
la oscuridad de la que se alimenta. 
Las perlas de un collar en blanco y negro 
que aún tienen que esperar hasta la FRACCIÓN 10 
para existir después de ser escritas. 
La gratuidad de lo que apenas pesa. 
El tiempo es un objeto. El objeto y su causa es infraleve
La sombra de la aguja que marca los segundos. 
Infraleve es la tela de una araña, 
pero grave el insecto que tropieza con ella. 
También lo son los ecos de su vuelo, 
el recuerdo del vuelo mientras muere en la araña. 
El dorso de lo simple y la complejidad de lo que es cierto. 
El viajero que pierde en el último instante su tren es infraleve.  
La mirada de aquel que espera su llegada en el destino 
y ve el tren alejarse y el andén vacío.  
El aire que despiden los huecos de las puertas giratorias. 
El veloz intercambio entre lo que se ofrece a una mirada 
y lo que permanece en la retina. 
Lo que queda del mundo durante un parpadeo. 
El roce de los párpados encima de la córnea. 
El instante indecible en que algo se olvida. 
Esa fugacidad de lo impensable 
en la gravitación de lo pensado. 
Aquello que sucede cuando ya no se espera 
y se pierde al instante por azar o por miedo. 
El calor que genera el propio miedo. 
El vapor del aliento sobre el frío 
mientras alguien se muere en otra parte. 
Las dos expiraciones buscándose en el aire. 
La lluvia, cada gota que pasa delante de los ojos. 
La gota que en el suelo se reúne con otras.  
Ese momento mágico del líquido que se estrella en lo sólido 
y se esparce en astillas más pequeñas. 
La inefabilidad que hay en lo sólido  
cuando danza en el polvo sobre un rayo de sol.  
Toda separación es infraleve y grave. 
Lo que se pierde es un infraleve
También a veces es lo que se gana. 
La teoría cuántica aplicada a la ausencia,  
la superposición, eso que hace posible  
que tú sigas aquí después de haberte ido, 
la existencia sincrónica de dos formas opuestas.  
El maullido del gato en la caja de Schrödinger 
muerto y vivo a la vez, igual que todos. 
La transparencia es en su cualidad inaprensible un infraleve
La oquedad que en el aire va dejando una bala  
mientras busca a su víctima. Las plumas liberadas  
por ese proyectil que alcanza a la paloma, 
su viaje por el aire ya sin dueño. 
El aire de Madrid metido en una caja  
que se envía a Uruguay con una dirección que ya no existe 
mientras alguien la espera en Buenos Aires. 
Lo que queda en la lengua después de una palabra venenosa. 
El veneno que absorben los oídos  
en el reverberar de esa palabra. 
El fluir de la savia por el tronco
La amargura de un árbol que se tala. 
El olor a resina de su alma. 
Lo que se ve aumentado en una lupa. 
Todo lo que es minúsculo y ahoga. 
La mirada de un niño en un escaparate de juguetes. 
El cristal, la ventana, el dentro/fuera. 
La mano en el cristal. La mano en el cristal. 
La mano en el cristal que va a empañarse 
al principio de la FRACCIÓN 15. 
Lo que el cristal de esa ventana absorbe  
mientras se está mirando lo que hay fuera…                                                                  
                                                       y se va. 
Lo que se queda dentro sin poder traspasarlo.  
El vaho que se fija a las ventanas, 
la humedad que se escurre por el vidrio, 
el surco de la gota que recorre dos mundos empañados. 
La mano en el cristal. La mano en el cristal. 
El llanto que divide el vaho en dos extrañas  
islas de inexistencia.  
El nombre que se escribe con la yema del índice 
en una de esas islas separadas. 
El irse diluyendo de los trazos. 
El pájaro y la jaula, 
 los pájaros huidos, 
la jaula sin el pájaro. 
La oscilación del palo que conserva el impulso de la huida. 
El vaivén de la puerta de la jaula. 
Lo que existe, sin verse, entre lo que se elige y se rechaza. 
Toda caricia es un infraleve,
 el distinto gradiente de sus temperaturas. 
Lo que aún sobrevive en el espejo 
 justo cuando dejamos de mirar. 
Verte desembarcar sobre la noche unánime10 
contra todo pronóstico mientras sueñas que late el corazón, 
 el corazón que sueña que funciona 
mientras late en el sueño de otro corazón. 
El corazón y su latido unánime 
 y postrero e inútil... 
El hueco de tu rostro encima de la almohada 
después de haberte ido. 
El contorno de un perro que persiste en la hierba 
tras haberse tumbado. La hierba incorporándose 
 tan sosegadamente de forma imperceptible. 
La sombra que desea perdurar sobre el suelo 
después de que la flor fuese cortada. 
El hueco que se sigue imaginando lleno. 
Una escalera con los peldaños rotos. 
Los recuerdos del pie que la ha subido. 
El humo de las llamas que la queman. 
La decisión de hacerla prescindible. 
El paisaje que está fosilizado 
 dentro de los ladrillos de una ventana tapiada. 
El olor del café que se escapa en la orina. 
Los sueños de grandeza de un seto recortado 
y la satisfacción de las tijeras. 
Los recuerdos del hueso de una sepia en la arena, 
su añoranza del viaje y de la hondura. 
El amor esculpido en un cuerpo de mármol, 
las lágrimas halladas en un bloque de hielo 
extraído a la fuerza de un glaciar que se funde. 
La implacable tendencia a la inexactitud de las balanzas, 
las dudas permanentes que tienen sus agujas 
antes de decidir dónde posarse, la indecisión, 
 el tiempo y el espacio en el que oscilan, 
las posibilidades que engendra el titubeo. 
Lo que ocurre detrás de lo instantáneo. 
Lo que ocultó ese instante en su afán de ser visto. 
Lo que anhela ocurrir mientras se evita. 
Los sueños de los fetos que se abortan. 
El llanto que tenían ensayado 
 cuando viesen la luz por vez primera. 
La fuerza del arrastre de un «te quiero». 
La relatividad que curva su materia 
y hace un nudo en la luz que lo traspasa. 
Todo lo que resulta incalculable 
y, sin embargo, nos da nuestra medida. 
Lo que queda en nosotros de lo que ya perdimos. 
La lucidez que nubla a los suicidas… 
La certidumbre de saberse muerto 
en el instante previo a ya no saber nada. 
Ese momento prístino en el que te das cuenta 
de que no es necesario saber nada. 

Si hubiera una razón para morir, ¿sería esa razón un infraleve?


UNO
Ciò che ci viene presentato come nostro
è un'allegoria dell'oblio.
Il calore di un posto appena lasciato,
la sua radiazione, il suo andarsene, il suo svanire dolcemente.
Marcel Duchamp dice«ineffabile, aggettivo
non renderlo mai un sostantivo».
Gli ineffabili sono anche le diverse sembianze
di ciò che viene mostrato come identico.
Ogni analogia è ineffabile, dice ancora Duchamp.
È quel che è impercettibile che differisce da ciò che viene prodotto in serie.
Ciò che resta nello stampo del pezzo copiato,
l'assenza che è migrata dall'uno all'altro.
È ciò che è rimasto nascosto sotto la sua apparenza.
Lo stesso e il lontano.
Il giusto e l'infermo. Il rugoso e il retto.
Ciò che brama la piattezza di quando era rugoso.
Ciò che ciascuno invidia quando ce l'ha l'altro.
Il rumore che si assopisce tra le braccia del silenzio,
il suo risveglio improvviso.
Le scatole di scarpe e il loro odore d'umidità,
quella muffa che vive sulle foto morte,
l'oscurità di cui si alimenta.
Le perle di una collana in bianco e nero
che devono ancora aspettare fino alla FRAZIONE 10
per esistere dopo essere state scritte.
La gratuità di ciò che pesa appena.
Il tempo è un oggetto. L'oggetto e la sua causa è ineffabile.
L'ombra della lancetta che marca i secondi.
Ineffabile è la tela del ragno,
ma grave l'insetto che vi si imbatte.
Lo sono anche gli echi del suo volo,
il ricordo del volo mentre muore nel ragno.
Il dorso di ciò che è semplice e la complessità di ciò che è certo.
Il viaggiatore che perde all'ultimo istante il suo treno è ineffabile.
Lo sguardo di colui che attende il suo arrivo a destinazione
e vede il treno allontanarsi e il binario vuoto.
L'aria che rilasciano le fessure delle porte girevoli.
Lo scambio veloce tra ciò che si soffre a uno sguardo 
e ciò che permane nella retina.
Ciò che resta del mondo in un batter d'occhio.
Lo sfioramento delle palpebre sulla cornea.
L'istante indicibile in cui qualcosa si dimentica.
Quella fugacità dell'impensabile
nella gravitazione di quanto si è pensato.
Quel che succede quando ormai non si aspetta più
e si perde all'istante per caso o per paura.
Il calore generato dalla paura stessa.
Il vapore dell'alito sul freddo
mentre qualcuno muore altrove.
Le due sparizioni si cercano nell'aria.
La pioggia, ogni goccia che passa davanti agli occhi.
La goccia che si riunisce con altre nel suolo.
Quel momento magico in cui il liquido si schianta contro il solido
e si sparge in schegge più piccole.
L'indicibilità che c'è nel solido
quando danza nella polvere su un raggio di sole.
Ogni separazione è ineffabile e grave.
Ciò che si perde è un ineffabile.
A volte è anche ciò che si conquista.
La teoria quantistica applicata all’assenza,
la sovrapposizione, ciò che rende possibile
che tu sia ancora qui dopo essertene andato,
l'esistenza sincronica di due forme opposte.
Il miagolio del gatto nella scatola di Schrödinger
morto e vivo allo stesso tempo, come tutti.
La trasparenza è nella sua qualità inafferrabile un ineffabile.
L'inconsistenza che lascia nell'aria un proiettile
mentre cerca la sua vittimaLe piume liberate
da quel proiettile che colpisce la colomba,
il suo viaggio in aria ormai senza padrone.
L'aria di Madrid messa in una scatola
che si spedisce in Uruguay con un indirizzo che non esiste più
mentre qualcuno l'aspetta a Buenos Aires.
Ciò che resta sulla lingua dopo una parola velenosa.
Il veleno che assorbono le orecchie 
nel riverbero di quella parola.
Il fluire della linfa lungo il tronco.
L'amarezza di un albero tagliato.
L'odore di resina dalla sua anima.
Ciò che si vede ingrandito in una lente.
Tutto ciò che è minuscolo e affonda.
Lo sguardo di un bambino nello scaffale di giocattoli.
Il vetro, la finestra, il dentro/il fuori.
La mano sul vetro. La mano sul vetro.
La mano sul vetro che si appannerà
all'inizio della FRAZIONE 15.
Ciò che il vetro di quella finestra assorbe
mentre si guarda cosa che c'è fuori...
                                               e scorre via.
Ciò che resta dentro senza poterlo trapassare.
Il vapore che si fissa alle finestre,
l’umidità che scorre lungo il vetro,
il solco della goccia che percorre due mondi appannati.
La mano sul vetro. La mano sul vetro.
Il pianto che divide il vapore in due strane
isole di inesistenza.
Il nome che si scrive col polpastrello dell'indice
su una di quelle isole separate.
Lo sbiadimento che va attenuando i tratti.
L'uccello e la gabbia,
gli uccelli fuggiti,
la gabbia senza l'uccello.
L'oscillazione del palo che conserva l'impulso della fuga.
Il via vai della porta della gabbia.
Ciò che esiste, senza essere visto, tra ciò che sceglie e ciò che si rifiuta.
Ogni carezza è un ineffabile,
 il diverso gradiente delle sue temperature.
Ciò che ancora sopravvive nello specchio
 proprio quando smettiamo di guardare.
Vederti sbarcare nella notte unanime
contro ogni previsione mentre sogni che il cuore palpita,
il cuore che sogna che funziona
mentre palpita nel sogno di un altro cuore.
Il cuore e il suo palpito unanime
ultimo e inutile...
L'incavo del tuo volto sul cuscino
dopo che te ne sei andata.
Il contorno di un cane che persiste nell'erba
dopo essersi disteso. L'erba che s'incorpora
così pacifica e impercettibile.
L'ombra che vuole perdurare sul suolo
dopo che il fiore è stato tagliato.
Il buco che continua ad immaginarsi colmo.
Una scala con i gradini rotti.
I ricordi del piede che le ha salite.
Il fumo delle fiamme che la bruciano.
La decisione di renderla prescindibile.
Il paesaggio che si è fossilizzato
dentro i mattoni di una finestra murata.
L'odore del caffè che fuoriesce nelle urine.
I sogni di grandezza di una siepe tagliata
e la soddisfazione delle forbici.
I ricordi di un osso di seppia sulla sabbia,
il suo desiderio del viaggio e della profondità.
L'amore scolpito in un corpo di marmo,
le lacrime trovate in un blocco di ghiaccio
estratto con la forza da un ghiacciaio che si scioglie.
L’implacabile tendenza all’imprecisione delle bilance,
i dubbi permanenti che hanno i suoi aghi
prima di decidere dove posarsi, l’indecisione,
il tempo e lo spazio in cui oscillano,
le possibilità che genera la titubanza.
Cosa succede dietro l'istantaneo.
Ciò che ha nascosto quell'istante nella smania di farsi vedere.
Ciò che aspira di accadere mentre lo si evita.
I sogni dei feti abortiti.
Il pianto che avevano sperimentato
dopo aver visto la luce per la prima volta.
La forza di trascinarsi di un «ti amo».
La relatività che curva la sua materia
e fa un nodo nella luce che lo trapassa.
Tutto ciò che risulta incalcolabile
cionondimeno, ci dà la nostra misura.
Ciò che rimane in noi di quanto abbiamo già perduto.
La lucidità che annebbia i suicidi...
La certezza di sapersi morti
nell'attimo previo del non sapere più nulla.
Quel momento inviolato in cui ti rendi conto
che non è necessario sapere nulla.

Se ci fosse una ragione per morire, quella ragione sarebbe un ineffabile?


                                                     (De Los Infraleves. Ediciones Liliputienses, octubre 2023)


 10 J. L. Borges. Del poema «Las ruinas circulares»: «Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche»