de/di José María Jurado
(trad. Marcela Filipi)
E stoy sentado aquí, junto a tu tumba,
frente al campo extremeño que tanto amaste siempre.
Hace frío y las nubes
anuncian nuevas lluvias, días grises:
el invierno que viene será duro.
Alguien ha hecho una hoguera,
ningún incienso puede compararse
al cálido sahumerio de estas ramas
mientras cae la tarde entre olivos y encinas.
Me gusta estar aquí, contigo,
lejos del ruido de los hombres,
en paz con el paisaje y con la muerte
tan llena aquí de vida.
Ahora comprendo a esas mujeres,
con sus jarros de lata y sus flores de plástico,
con sus negros ropajes y velones
que hacen de esta visita una costumbre
diaria como el pan de cada día.
Tampoco yo quisiera irme
de este lugar del mundo que cobija
las cenizas azules de tu amor.
Es en el vencimiento donde todo se explica,
hay que acabar al fin para entenderlo todo.
No es necesario que hables, yo te escucho.
Sono seduto qui, accanto alla tua tomba,
di fronte alla campagna estremegna che hai sempre amato tanto.
Fa freddo e le nuvole
annunciano nuove piogge, giorni grigi:
l'inverno che arriverà sarà duro.
Qualcuno ha fatto un fuoco,
nessun incenso si può paragonare
al caldo affumicamento di questi rami
mentre cala la sera tra ulivi e querce.
Mi piace stare qui, con te,
lontano dal rumore degli uomini,
in pace col paesaggio e con la morte
qui così piena di vita.
Ora capisco quelle donne,
con i loro vasi di latta e i loro fiori di plastica,
con le loro vesti nere e le candele
che fanno di questa visita un'abitudine
quotidiana come il pane di ogni giorno.
Nemmeno io vorrei andarmene
da questo luogo del mondo che custodisce
le ceneri blu del tuo amore.
È alla fine che tutto si spiega,
bisogna finire per capire tutto.
Non c'è bisogno che parli, io ti ascolto.
(de Herbario de sombras. Edic. Los papeles del sitio, Sevilla 2019)
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