de/di Juan José Vélez Otero
(trad. Marcela Filippi)
El día que me enterraron
no tenía nada de especial.
Ni llovía
ni hacía un día florido
de primavera dulce.
El día que me enterraron
tapiaron mi puerta
con ladrillos gruesos
de indiferencia y sombra.
No recuerdo
a qué hora me enterraron,
ni dónde.
Solo creo tener el presentimiento
vago
de haber notado
aquel frío eterno en las entrañas,
este frío intenso y paralizante
que aún siento,
a veces,
cuando los vivos vienen a visitarme.
Il giorno in cui fui sepolto
non aveva nulla di speciale.
di primavera dolce.
Il giorno in cui fui sepolto
hanno serrato la mia porta
con grossi mattoni
d'indifferenza e di ombra.
Non ricordo
a che ora fui sepolto,
né dove.
di aver notato
quel freddo eterno nelle viscere,
questo freddo intenso e paralizzante
che sento ancora,
qualche volta,
quando i vivi vengono a visitarmi.
(Del libro De fuegos y misantropías, 2002-2017)
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