CUARTO PARA UN HOMBRE SOLO/STANZA PER UN UOMO SOLO

de/di Nélida Cañas

(trad. Marcela Filippi)

El cuarto de pensión es pequeño. Casi una buhardilla. Pintado de un desvaído color lavanda. El piso, de baldosas irregulares. Una ventana alta de dos hojas. Un breve perchero con soportes para la ropa. Dos sillas amarillas. Una cama para un hombre solo, de madera rústica. Tendida con sábanas color crudo y un edredón rojo. Una mesita con una jarra para el agua. Un vaso. Unos frascos con medicación. Un espejo pequeño a la altura de los ojos. Algunos cuadros.

De pie en el vano de la puerta, lo mira todo con cuidado. Tiene una sensación extraña. De proximidad y lejanía. Inexplicable. Enseguida, como en un destello, recuerda los campos de trigo y los cuervos contra la tormenta amenazante del cielo. Y sabe que ese será su último cuadro.

La stanza di pensione è piccola. Quasi una soffitta. Dipinta con uno sbiadito color lavanda . Il pavimento di piastrelle irregolari. Una finestra alta, di due ante. Un sottile attaccapanni con supporti per gli abiti. Due sedie gialle. Un letto per un uomo solo, di legno rustico. Rivestito con lenzuola color écru e un copriletto rosso. Un tavolino con la brocca per l’acqua. Un bicchiere. Alcuni flaconi con farmaci. Uno specchio piccolo all’altezza degli occhi. Dei quadri.

In piedi sulla soglia della porta, guarda tutto attentamente. Ha una strana sensazione. Di prossimità e lontananza. Inspiegabile. Poi, come in un lampo, ricorda i campi di grano e i corvi contro la tempesta minacciosa del cielo. E sa che quello sarà il suo ultimo quadro.