martedì 19 marzo 2019

AYER NO TE VI EN BABILONIA /IERI NON TI HO VISTO IN BABILONIA

de/di Santos Domínguez Ramos
(trad. Marcela Filippi)
Tabla de arcilla, 3000 a.C.

Cinco mil años pesan sobre esta arcilla viva
en la que un hombre hablaba una lengua de barro.

Como la nieve al lobo, sus palabras delatan
su extrañeza de siglos, sus tiempos estelares
y el espacio incesante y fluvial, el latido
de un corazón ausente.
Miles de años después, otra lengua diría -y era una voz de sombra-: Te veré en Babilonia. Era una voz de sombra que anunciaba la muerte y la pira encendida para un héroe sin tiempo.
Pasaron cazadores de serpientes, se callaron los gallos del arrabal y el viento fue bajando a los ríos y apagando las velas.
Tiempo, espacio y el nombre de una ciudad sin sueño.
Con música insondable, cae la sombra del hielo en el desierto y lejos, en arroyos secretos, beberán los caballos lentamente en la orilla.
Las cúpulas de cuarzo brillan bajo la luna. Bajo esa misma luna sigue temblando aún -no te vi en Babilonia- la voz de arcilla frágil que escribió su temblor con un tallo sumerio, con un punzón de ausencia. Con un punzón de angustia esas palabras lentas y urgentes; no te vi en Babilonia.
Caligrafía de arcilla, filtro amargo del labio donde anega la sangre las últimas raíces de un resplandor metálico, la mecánica frágil de un frágil corazón.
Simples como una herida de escarcha en los planetas, un pájaro de nieve sigue latiendo en ellas.
Tavola di argilla, 3000 a.C.
Cinquemila anni pesano su quest’argilla viva
sulla quale un uomo parlava una lingua di fango.
Come la neve al lupo, le sue parole rivelano
la sua stranezza di secoli, i suoi tempi stellari
e lo spazio incessante e fluviale, il palpito
di un cuore assente.
Migliaia di anni dopo, un’altra lingua avrebbe detto
- ed era una voce d'ombra -: Ti vedrò in Babilonia.
Era una voce d'ombra che annunciava la morte
e la pira accesa per un eroe senza tempo.
Sono passati cacciatori di serpenti,
tacquero i galli del mattino e il vento
scese nei fiumi e spense le candele.
Tempo, spazio e il nome di una città senza sonno.
Con musica insondabile,
cade l'ombra del gelo nel deserto e lontano,
in torrenti segreti,
si abbevereranno i cavalli lentamente sulla riva.
Le cupole di quarzo brillano sotto la luna.
Sotto quella stessa luna continua a tremolare ancora
- non ti ho visto in Babilonia -
la fragile voce d’argilla che ha scritto il suo tremito
con un gambo sumero, con un aculeo d’assenza.
Con un aculeo d’angustia quelle parole lente
e urgenti; non ti ho visto in Babilonia.
Calligrafia d’argilla, filtro amaro del labbro
dove il sangue annega
le ultime radici di un bagliore metallico,
la meccanica fragile di un fragile cuore.
Semplici come una ferita di gelo nei pianeti,
un uccello di neve continua a palpitare in esse.

(del libro “El dueño del eclipse”)

Nessun commento:

Posta un commento