de/di Olalla Castro
(trad. Marcela Filippi)
IX
Trajimos las armas de muy lejos
para ahuyentar a los apaches
disparando a las nubes.
Aunque dice papá que, si no hay más remedio
y esos indios se niegan a marcharse,
habrá que derramar algo de sangre.
Dice también que aunque duerman en ella
y, desde hace mucho tiempo, de ella coman,
esta tierra no es suya sino nuestra.
No son criaturas de Dios
esos salvajes, explica mamá,
mientras mueve hacia abajo la cabeza.
El señor Dred susurra “Amén”
y escupe dos veces en la tierra
antes de volver a tocar sus melodías.
Y es verdad que esos salvajes
no son como nosotros.
Nosotros, criaturas de Dios,
hemos llegado hasta aquí para matarlos.
IX
Abbiamo portato le armi da molto lontano
per scacciare gli Apache
sparando alle nuvole.
Anche se papà dice che, se non c'è altra scelta
e quegli indiani si rifiutano di andarsene,
un po' di sangue dovrà essere versato.
Dice anche che benché vi dormano
e da lungo tempo da essa si nutrano,
questa terra non è la loro ma la nostra.
Non sono creature di Dio
quei selvaggi, spiega mamma,
mentre muove verso il basso la testa.
Il signor Dred sussurra "Amen"
e sputa due volte per terra
prima di suonare di nuovo le loro melodie.
Ed è vero che quei selvaggi
non sono come noi.
Noi creature di Dio,
siamo arrivati fin qui per ucciderli.
(Del libro, Bajo la luz, el cepo. XXII Premio Internacional de poesía «Antonio Machado En Baeza» Ediciones Hiperión. Madrid 2018)
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