de/di José A. Ramírez Lozano
(trad. Marcela Filippi)
En mitad de las sombras
hay una rosa blanca en la que está
cifrado el laberinto.
Bajas al atrio aquel de los denarios,
donde los publicanos,
y te encuentras de pronto en el museo
de los telegrafistas
en el que dos clarisas ensartan con su aguja
las minúsculas muertas de los abecedarios.
Las monjas te señalan la puerta de salida
y al abrirla te das
con los desolladeros de Estrasburgo
donde matan un buey para Mitrídates.
Escapas entonces del horror
por el ojo del buey que descuartizan
y vienes a parar a la oficina
de patentes de Roma en que registran
un candado de hielo,
las palabras de los agonizantes,
la corambre del mártir san Anilio.
Y el mártir te señala con el dedo
el portón que da al Tíber, pero da
a una alcoba de Praga
donde un hombre de negro que aborrece sus élitros
se suicida con un insecticida.
Y al verlo desesperas y vuelves a intentarlo
porque sabes que en mitad de las sombras
hay una rosa blanca en la que está
cifrado el laberinto y quien la corta
regresará al origen
deshojando sus pétalos, escalones arriba,
hasta dar con el cáliz algún día,
esa copa sagrada de las revelaciones.
In mezzo alle ombre
c'è una rosa bianca in cui è
cifrato il labirinto.
Scendi nell'atrio quello dei denari,
là dove i pubblicani,
e ti ritrovi all'improvviso nel museo
dei telegrafisti
dove due clarisse infilzano con l'ago
le lettere minuscole morte degli abbecedari.
Le monache ti segnalano la porta d'uscita
e all'aprirla t'imbatti
con i mattatoi di Strasburgo
dove uccidono un bue per Mitridate.
Scappi dunque dall'orrore
attraverso l'occhio del bue che squartano
e vai a parare all'ufficio
di brevetti di Roma dove registrano
un lucchetto di ghiaccio,
le parole degli agonizzanti,
la pelle del martire sant'Anilio.
E il martire ti segnala col dito
il portone che si affaccia sul Tevere, ma dà
su un'alcova di Praga
dove un uomo in nero che aborrisce le sue elitre
si suicida con un insetticida.
E vedendolo ti disperi e riprovi di nuovo
perché sai che in mezzo alle ombre
c'è una rosa bianca in cui è
cifrato il labirinto e chi la taglia
ritornerà all'origine
strappandone i petali, scaloni in alto,
fino a raggiungere un giorno il calice,
quella coppa sacra delle rivelazioni.
(de La sílaba de ónice. Premio Fray Luis de León de Poesía. Junta de Castilla y León 2020)
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