de/di José María Jurado García-Posada
(trad. Marcela Filippi)
(Caspar David Friedrich)
Las mujeres, calladas, contemplan el camino
que se pierde en el páramo espectral y brumoso.
Esqueleto del alma, los árboles desnudos,
como dos urnas negras enmarcan el paisaje.
Y aunque las ramas tienen algunos brotes tiernos
no pueden impedir la profusión de espinas.
Bajo la luz dudosa del recuerdo de un sueño
se esfuman a lo lejos ciertas sombras extrañas.
Todo es simple y solemne como el astro radiante
que enciende en el espacio una pálida hoguera.
Por su altura en el cielo debe de ser la luna,
parece, sin embargo, un sol recién nacido.
Pero no canta el gallo y aún dormitan las bestias.
¿Amanece? ¿anochece? algo está sucediendo.
La muerte esta mañana es débil e imprecisa.
El frío está pintado de forma minuciosa.
Le donne, in silenzio, contemplano il cammino
che si perde nel paramo spettrale e brumoso.
Scheletro dell'anima, gli alberi spogli,
come due urne nere incorniciano il paesaggio.
E anche se i rami hanno alcuni teneri germogli
non possono impedire la profusione di spine.
Nella dubbia luce del ricordo di un sogno
svaniscono in lontananza certe strane ombre.
Tutto è semplice e solenne come il radioso astro
che accende nello spazio un pallido fuoco.
Dalla sua altezza nel cielo deve essere la luna,
sembra, tuttavia, un sole appena nato.
Ma il gallo non canta e le bestie ancora dormicchiano.
Albeggia? Fa notte? Qualcosa sta succedendo.
La morte questa mattina è debole e imprecisa.
Il freddo è dipinto in forma minuziosa.
(de Una copa de Haendel)
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