martedì 8 agosto 2017

CETRERÍA/FALCONERIA

(trad. Marcela Filippi)

Amaba la alquimia y los poemas
Era letrado triste y ardoroso
Le compuso a Constanza algunos versos
que llegaron a sonar purísimos
en la noche siciliana
Pero su fuerte eran el trono y la caza
Disponía de halconeros y de pajes
con esa rara complacencia
que suelen tener los sabios cuando aman
Nada le hicieron a su alma dos excomuniones
anodinas y torpes como todas
Era primo de Tomás de Aquino
Era poderoso pero también poeta
rareza que la Historia y Platón
no comprendieron nunca
menos la vida turbia
de los pobres ejércitos del Papa
Se llamaba bellamente Federico II de Suabia


Amava l’alchimia e le poesie
Era letterato triste e ardente
Compose alcuni versi per Costanza
che suonarono purissimi
nella notte siciliana
Ma il suo forte era il trono e la caccia
Disponeva di falconi e di paggi
con quella rara compiacenza
che sono soliti avere i saggi quando amano
Nulla fecero alla sua anima due scomuniche
anodine e ottuse come tutte.

Era cugino di Tommaso d’Aquino
Era potente ma anche poeta
rarità che la storia e Platone
non compresero mai
ancor meno la vita torbida
dei poveri eserciti del Papa
Si chiamava bellamente Federico II di Svevia

Federico II de Hohenstaufen (Iesi, 26 de diciembre 1194 -Castel Fiorentino, 13 de diciembre 1250), Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, llamado “stupor mundi” y “puer Apuliae” . Nieto de Federico Barbarroja. Creador de la Escuela Siciliana, donde acogió importantes figuras culturales. Es su iniciativa la de las traducciones de las obras de la tradición filosófica griega y árabe, hasta entonces desconocidas, especialmente las de Aristóteles. Fue un erudito notable, hablaba nueve lenguas, protector de artistas y estudiosos. Su corte era un lugar de encuentro entre las culturas griega, latina, árabe y hebrea . Su reinado se caracterizó principalmente por una fuerte actividad legislativa y la innovación artística y cultural, con el objetivo de unificar tierras y pueblos, con el fuerte contraste de la Iglesia, cuya institución jamás puso en discusión, mas contrastó su primacía respecto al Imperio, discordia que le valió la definición de “Anticristo”.

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