de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
Te quería decir en esta noche,
cuando ya nadie habita en la distancia
y dormidos los pájaros
es el silencio dueño de las vidas.
Te quería decir, y te lo digo
—aunque a veces me corte las palabras
el saber que tu oído las escucha
y tus ojos las miran–
que esta tarde cuando volvía a casa,
tan silencioso y solo,
mientras sobrevolaba el pensamiento
utópicos lugares,
de pronto, te me has aparecido
con tus ojos profundos
y tus manos repletas de caricias,
abierta la sonrisa,
piernas de adolescente, apresuradas
por llegar a mis brazos
y rodearme fuerte con los tuyos.
Tu cabello jugando con el viento,
extendidas las manos en el aire,
presentidas caricias.
Venías, llegabas y te quedabas...
Entonces he sentido que la tarde
se llenaba de luces
y que toda la gente sonreía.
Que aún era hermoso el mundo
y los taxis, las casas, los semáforos.
Que las tiendas, las calles, las aceras
se llenaban de luces de repente
e íbamos del brazo, felices como niños.
Pero esta tarde no has aparecido.
Por eso te lo digo,
que te he echado de menos en las horas
que otro día mataban poco a poco.
Y aunque al subir a casa
ha sonado el teléfono y me has dicho te quiero
por un momento, amor, por un momento,
las luces se apagaron en mi alma...
Por eso te repito,
pero tal vez callarme debería,
que cada tarde, amor, que cada tarde,
me dejes que la acabe entre tus brazos.
Volevo dirti in questa notte
in cui nessuno dimora in lontananza,
addormentatisi gli uccelli,
è il silenzio padrone delle vite.
Volevo dirti e te lo dico
-anche se a volte mi spezzi le parole
il sapere che il tuo orecchio le ascolti
e che i tuoi occhi le guardino -
che questa sera quando tornavo a casa,
così silenzioso e solo,
mentre il pensiero sorvolava
utopici luoghi,
all'improvviso, mi sei apparsa
con i tuoi occhi profondi
e le tue mani cariche di carezze,
il sorriso aperto,
gambe da adolescente, affrettate
di raggiungere le mie braccia
e circondarmi forte con le tue.
I tuoi capelli che giocano col vento
tese le mani in aria,
intuite carezze.
Venivi, arrivavi e restavi ...
Quindi sentivo che la sera
si riempiva di luci
e che tutta la gente sorrideva.
Che il mondo era ancora bello
e anche i taxi, le case, i semafori.
Che i negozi, le strade, i marciapiedi
si illuminavano all'improvviso
e andavamo a braccetto, felici come bambini.
Ma questa sera non sei apparsa.
Per questo ti dico,
che mi sei mancata nelle ore
che ammazzano poco a poco un altro giorno.
E anche se salendo a casa
il telefono ha squillato e mi hai detto ti amo
per un momento, amore, per un momento,
le luci si sono spente nella mia anima...
Ecco perché ti ripeto
Ma forse dovrei tacere,
che ogni sera, amore, che ogni sera,
tu mi consenta di concluderla tra le tue braccia.
(de El camino hacia tu nombre. Editorial Quadrivium. Girona 2011)
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