de/di Luis Alberto de Cuenca
(trad. Marcela Filippi)
Madrid y primavera. Mortalmente aburrido,
dejo que poco a poco se muera la mañana,
mientras el carillón de la iglesia cercana
llama a misa a los fieles y tortura el oído.
Llueve en mi corazón y hace sol en la calle.
El día de mi alma y el día de allá afuera
no coinciden. ¡Maldito tedio de primavera,
qué atrapado me tienes en tu doliente valle!
Por cambiar de verdugo, pienso en aquellos ojos
que vida y muerte daban con su mirada hermosa,
los ojos en que puse tantos nobles empeños.
Y la melancolía se transforma en enojos,
pues no puedo olvidar la esquivez de la rosa
cuyas lentas espinas hieren aún mis sueños.
Madrid e primavera. Mortalmente annoiato,
lascio che poco a poco muoia il mattino,
mentre il carillon della chiesa vicina
chiama a messa i fedeli e tortura l'udito.
Piove nel mio cuore e c'è il sole per strada.
Il giorno della mia anima e il giorno là fuori
non coincidono. Maledetto tedio di primavera,
come mi hai intrappolato nella tua dolente valle!
Per aver cambiato carnefice, penso a quegli occhi
che davano vita e morte con il loro sguardo bellissimo,
gli occhi su cui ho posto tanti nobili sforzi.
E la malinconia si trasforma in disappunto,
poiché non posso dimenticare la ritrosia della rosa
le cui lente spine feriscono ancora i miei sogni.
(Del libro Los mundos y los días. Poesía 1070-2009. Colección Visor de Poesía, 2019)
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