de/di Antonio Colinas
(trad. Marcela Filippi)
Zamira ama los lobos.
Yo quisiera ir con ella a buscarlos
a las tierras más altas,
donde los robledales rojos de Sotillo
han perdido sus hojas en las fuentes,
allá donde los caballos
beben el agua helada de las cascadas
y se espera la nieve
como una bendición.
Tú y yo estamos en este hospital
esperando a la muerte.
No la muerte tuya ni la muerte mía,
sino la de aquellos que nos dieron la vida.
Y éstos ¿a quiénes pasarán
cuando mueran sus muertes?
Tú y yo esperando el final,
el vacío del límite,
mientras la vida brilla y tiembla entre nosotros
como un cuchillo inocente.
Y es que, esperando la muerte de los otros,
esperamos, un poco, la muerte nuestra.
Quizá, por ello, Zamira ama los lobos.
Quizá, por ello, yo deseo también
salir a buscarlos con ella este mes de diciembre,
a los páramos altos,
a los prados remotos.
Y podríamos ver los espinos,
y las brasas de sangre del sol
en mimbrales morados.
Puesta ya en nuestros ojos
la venda de la nieve,
que no pensemos más, que ya no nos deslumbre
el acre resplandor de los quirófanos.
Zamira ama los lobos,
quiere escapar del laberinto de piedra y cristal
del dolor.
Zamira: partamos y no regresemos.
Zamira ama i lupi.
Io vorrei andare con lei a cercarli
nelle terre più alte,
dove i querceti rossi di Sotillo
hanno perso le loro foglie nelle sorgenti,
là dove i cavalli
bevono l'acqua gelida delle cascate
e la neve è attesa
come una benedizione.
Tu ed io siamo in questo ospedale
aspettando la morte.
Non la tua morte né la mia morte,
ma quella di coloro che ci hanno dato la vita.
E questi, a chi passeranno,
quando moriranno le loro morti?
Tu ed io aspettando la fine,
il vuoto del limite,
mentre la vita brilla e trema in mezzo a noi
come un coltello innocente.
E così, aspettando la morte degli altri,
aspettiamo un poco la nostra morte.
Forse, per questo, Zamira ama i lupi.
Forse, per questo, anche io desidero
uscire a cercarli con lei in questo mese di dicembre,
nelle alte brughiere,
nei prati remoti.
E potremmo vedere i biancospini,
e le braci di sangue del sole
nei saliceti viola.
Messa ora sui nostri occhi
la benda della neve,
smettiamo di pensare, che non ci accechi più
il bagliore acre delle sale operatorie.
Zamira ama i lupi,
vuole scappare dal labirinto di pietra e cristallo
del dolore.
Zamira: partiamo e non torniamo.
(Todos los poemas en OBRA POÉTICA COMPLETA, Madrid, Ediciones Siruela, 2011)
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