de/di Arturo Gutiérrez Plaza
(trad. Marcela Filippi)
Una pecera de 50 cms. de perímetro
y 15 cms. de diámetro
(aproximadamente medio litro de agua turbia),
a eso se reduce el universo
de Alfonso (el pez de mi hija).
Le echamos comida una vez al día.
El abre la boca como lo hacen los peces,
como un mimo aprendiendo a hacer burbujas.
Lo miro con lástima,
con falsa misericordia
y le comento a Gaby: “qué pecesito tan lindo”.
De noche, cuando todos duermen,
me levanto y voy a la cocina.
Alfonso permanece insomne,
me mira con firmeza
(no sólo porque le falten los párpados).
Me interroga con sus ojos inmensos
tan cóncavos como la pecera que los contiene.
Me consuela, se aflige de mí
y sigue dando vueltas distraído
sobre sí mismo.
Tal como yo.
Un pesciera di 50 cm di perimetro
e 15 di diametro
(circa mezzo litro di acqua torbida),
a questo si riduce l'universo
di Alfonso (il pesce di mia figlia).
Gli diamo da mangiare una volta al giorno.
Lui apre la bocca come fanno i pesci,
come un mimo che impara a fare le bolle.
Lo guardo con dispiacere
con falsa misericordia
e commento a Gaby: "che pesciolino carino!".
Di notte quando tutti dormono
mi alzo e vado in cucina.
Alfonso permane insonne,
mi guarda con fermezza
(non solo perché gli mancano le palpebre).
Mi interroga con i suoi occhi immensi
tanto concavi quanto la pesciera che li contiene.
Mi consola, si affligge per me
e continua distratto a fare giri
su se stesso.
Proprio come me.
(de El cangrejo ermitaño. Antología poética, Colección Visor de Poesía 2016)
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