de Angelina Gatell
(trad. Marcela Filippi)
Escucha, hijo mío, soldado:
aunque un hombre no puede importarle a un poeta
cuando el mundo naufraga;
aunque un hombre es tan sólo una chispa ligera
que apaga una ráfaga;
aunque un hombre, hijo mío,
no es nada,
cuando tantos millones de hombres,
perdida su fe y su esperanza,
caminan sin rumbo, cansados,
buscando un incierto mañana,
yo quiero cantarte, hijo mío,
soldado en la tierra quemada,
soldado en las tierras vencidas del mundo,
vejadas, amargas;
a ti sólo, soldado, hijo mío,
(la voz no me alcanza
para hablar a los hombres del mundo,
a los hombres en masa,
que tampoco escuchan la voz del poeta
que siempre desgarra…)
A ti sólo, uno a uno, dirijo mi canto
como algo muy leve que toca y que cala
y tal vez, como lluvia ligera
se quede en tu alma.
A ti sólo, soldado, hijo mío,
soldado de tierras distintas, lejanas,
soldado en las tierras del mundo,
un poeta te canta..
Ascolta, figlio mio, soldato:
sebbene un uomo non importi a un poeta
quando il mondo naufraga;
sebbene un uomo sia solo una scintilla leggera
che spegne un bagliore;
sebbene un uomo, figlio mio,
non sia nulla,
quando tanti milioni di uomini,
perduta la loro fede e la loro speranza,
camminano senza meta, stanchi,
cercando un domani incerto,
io voglio cantarti, figlio mio,
soldato nella terra bruciata,
soldato nelle terre sconfitte del mondo,
ferite, amare;
a te solo, soldato, figlio mio,
(la voce non mi basta
per parlare agli uomini del mondo,
agli uomini in massa,
che nemmeno ascoltano la voce del poeta
che lacera sempre...)
A te solo, uno ad uno, rivolgo il mio canto
come qualcosa di molto leve che tocca e che cala
e forse, come pioggia leggera
rimanga nella tua anima.
A te solo, soldato, figlio mio,
soldato di terre diverse, lontane,
soldato nelle terre del mondo,
un poeta ti canta ...
(de Poema del soldado. Bartleby Editores, 2020)
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