de/di Luis Alberto de Cuenca
(trad. Marcela Filippi)
Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro ―o de muy lejos, o de nunca ―,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado.
Ogni volta che ti parlo, altre parole
scappano dalla mia bocca, altre parole.
Non sono mie. Provengono da un altro luogo.
Mi mordono nella lingua. Mi fanno male.
Hanno, come le lance degli eroi,
doppio filo, e le labbra mi si lacerano
al loro contatto. E ogni volta che spuntano
da dentro ―o da molto lontano, o dal mai―,
fluisce dalla mia bocca un filo tiepido
di sangue che scorre lungo il mio corpo.
Ogni volta che ti parlo, altre parole
parlano per me, come se non ci fosse più
nulla di mio al mondo, nulla di mio
nello sfinimento interminabile
di amarti e di sentirmi non amato.
(De La caja de plata)
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