de Olalla Castro Hernández
(trad. Marcela Filippi)
A veces vamos juntas al bosque
y arrancamos las hierbas necesarias
para volver a ser dueñas de lo nuestro.
Susurramos
porque sabemos
que lo que de verdad es peligroso
se ha de decir en voz muy baja.
Llevamos varios siglos resistiendo
gracias a las palabras que tejemos,
a las frases de lana
con las que nos cubrieron nuestras madres
(las mismas con las que cubriremos
mañana a nuestras hijas).
Resistimos
removiendo en grandes ollas
nuestros cuerpos incómodos,
cociendo esta extrañeza
que desde el principio del mundo
nos fue dada.
Y susurrando.
A veces resistimos susurrando.
A volte andiamo insieme al bosco
e strappiamo le erbe necessarie
per tornare ad essere padrone del nostro.
Sussurriamo
perché sappiamo
che quel che è davvero pericoloso
va detto a voce molto bassa.
Resistiamo da diversi secoli
grazie alle parole che tessiamo,
alle frasi di lana
con cui le nostre madri ci hanno coperto
(le stesse con cui domani copriremo
le nostre figlie).
Resistiamo
mescolando in grandi pentole
i nostri corpi scomodi,
cuocendo questa stranezza
che dall'inizio del mondo
ci è stata data.
E sussurrando.
A volte resistiamo sussurrando.
(del libro “Inventar el hueso”, Pre-Textos ed.)
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