de/di Santos Domínguez Ramos
(trad. Marcela Filippi)
Llueve en el mar y aquí,
en esta orilla breve de la tarde,
en esta capital vacía del silencio.
Llueve una lluvia grave
y otoñal, llueve y llueve
en el mar y en la orilla y en los montes lejanos.
Llueve por las campanas, sobre hogueras remotas,
llueve sobre la espiga del cansancio y el óxido
parado en el reloj sin norte del insomnio.
Cae desde los planetas y su incesante giro
la inundación oscura que ahoga los recuerdos.
Llueve con lentitud azul, como llovía
en las mañanas bíblicas de eclipses y venganzas.
Llueve bajo el sigilo de las constelaciones,
denso como la niebla, lento como la nieve,
sobre la arqueología que se oculta en el llanto
como un montón cansado de escombros en la noche.
En esta hora nubosa, en la confusa
distancia azul del tiempo en la memoria,
en la declinación de olivos de otras tardes,
con luz difuminada de domingo y diciembre,
nada debes decir que no sea sólo tuyo,
intensamente tuyo y turbio y doloroso.
Como esta luz difusa que sube del pasado,
como duran las pérdidas
que te ungen de ceniza y aceite los recuerdos.
Como las persistencias que orquestan las desgracias
sobre un fondo de nieves y ladridos
cuando arden las murallas de luna con hogueras
en las demarcaciones secretas de la sombra.
Piove al mare e qui,
su questo scorcio della sera,
in questa capitale vuota del silenzio.
Piove una pioggia grave
e autunnale, piove e piove
al mare e sulla riva e sui monti lontani.
Piove lungo le campane, su remoti fuochi,
piove sulla spiga della stanchezza e sull’ossido
fermo nell'orologio senza nord dell’insonnia.
Cade dai pianeti e dal suo giro incessante
l'inondazione oscura che annega i ricordi.
Piove con lentezza blu, come pioveva
nelle mattine bibliche di eclissi e vendette.
Piove sotto il buon riserbo delle costellazioni,
denso come la nebbia, lento come la neve,
sull'archeologia che si occulta nel pianto
come un mucchio di detriti stanchi nella notte.
In questa ora nuvolosa, nella confusa
distanza blu del tempo nella memoria,
nel declino degli ulivi di altre sere,
con luce sfumata di domenica e di dicembre,
non dovresti dire nulla che non sia solo tuo,
intensamente tuo, torbido e doloroso.
Come questa luce diffusa che sale dal passato,
così come durano le perdite
che di cenere e di olio ti ungono i ricordi.
Come le persistenze che orchestrano le disgrazie
su uno sfondo di neve e latrati
quando ardono le mura di luna con fuochi
nelle segrete demarcazioni dell'ombra.
(del libro “Nueve de lunas”)
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