de/di Carlos Peinado Elliot
(trad. Marcela Filippi)
[calavernario]
Conforme entra la muerte por mis venas, este amor que repudio y aborrezco y que me teje, por más que intente desasirme, ¿dónde ponerme a salvo de su luz, si todo lo devora, si me agarra tan fuertemente el cuerpo y me penetra, como un alambre o hierro en la penumbra al rojo traspasando en su veneno cada celdilla o hebra, cada célula o hueco de este búnker en vías de desahucio, en esta cárcel –¿nunca me dejará?– que ahora comienza, en tanto se retuerce en convulsiones, qué despiadadamente a arder y con espasmos se vence, se derrumba, se deshace.
[ossario]
Nella misura in cui la morte entra nelle mie vene, questo amore che ripudio e aborrisco e che mi tesse, per quanto cerchi di liberarmene; dove posso mettermi al sicuro dalla sua luce, se tutto lo divora, se afferra con tanta forza il mio corpo e mi penetra, come un filo o un ferro nella penombra incandescente trapassando nel suo veleno ogni cella o filo, ogni cellula o buco di questo bunker in procinto di estinzione, in questo carcere– mi lascerà mai? – che ora inizia, intanto si contorce in convulsioni, che spietatamente bruciando senza pietà e con spasmi si estingue, crolla, si sfascia.
(Del libro ¿Sangra el abismo? Contracciones de una Noche de Pascua . Ril Editores. Febrero 2022)
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