(trad. Marcela Filippi)
Mañana cenarás en Siracusa (Cicerón)
Fue cuando más ardía la isla sobre los pinos
y discurría un rumor espiral de serpientes
mientras caía la tarde más allá de las olas,
debajo de las aguas encendidas del tiempo.
Aún flotaba en el viento un artificio
de memoria y olvido,
el espacio del vértigo del interior de un sueño.
Y en lo oculto, en lo hondo,
en donde crece el verde silencio de las cañas,
crece también el cuenco profundo de la noche,
germina la secreta sintaxis de los sueños,
con números oscuros y templos en penumbra.
Desde los laberintos del bosque de la vida
viajas al arrabal de los recuerdos,
a un tiempo sin espacio,
a una casa sin puertas tras un círculo blanco.
A la casa del sueño, a un sueño donde eras
no sólo el personaje, también el escenario,
el perro oracular que protege la casa
y conduce al que sueña al reino de los muertos.
Eras en ese sueño el tiempo sin minutos,
los lugares, los nombres borrosos del que sueña y del soñado,
quien pronuncia y escucha
lo que duerme en los pozos,
las opacas metáforas de una sibila oscura
que vive en tu futuro, como tú en su pasado.
Mañana cenarás en Siracusa,
oirás en ese sueño.
Pero no sabrás dónde, si en cárcel o palacio,
si acompañado o solo.
Mañana cenarás en Siracusa.
¿Y en dónde está el que sueña?
Domani cenerai a Siracusa (Cicerone)
Fu quando l'isola ardeva di più sui pini
e scorreva un rumore spirale di serpenti
mentre calava la sera al di là delle onde,
sotto le acque accese del tempo.
Galleggiava ancora nel vento un artificio
di memoria e oblio,
lo spazio della vertigine nell’interno di un sogno.
E nell’occulto, nel profondo,
dove cresce il verde silenzio delle canne,
cresce anche il concavo profondo della notte,
germina la sintassi segreta dei sogni,
con numeri scuri e templi in penombra.
Dai labirinti dei boschi della vita
viaggi verso l’adiacenza dei ricordi,
a un tempo senza spazio,
a una casa senza porte dietro un cerchio bianco.
Alla casa del sogno, a un sogno in cui eri
non solo il personaggio, ma anche lo scenario,
il cane oracolare che protegge la casa
e conduce colui che sogna al regno dei morti.
Eri in quel sogno il tempo senza minuti,
i luoghi, i nomi
sfocati di chi sogna e del sognato,
chi pronuncia e ascolta
ciò che dorme nei pozzi,
le opache metafore di una sibilla oscura
che vive nel tuo futuro, come tu nel suo passato.
Domani cenerai a Siracusa,
Udirai in quel sogno.
Ma non saprai dove, se in carcere o a palazzo,
se accompagnato o da solo.
Domani cenerai a Siracusa.
E dov'è chi sogna?
(del libro “VÍAS AÉREAS” antología 2011-2016)
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