giovedì 30 marzo 2023

HOY QUISIERA QUE ALGUIEN ME SALVARA/OGGI VORREI CHE QUALCUNO MI SALVASSE

de/di Marisa Peña
(trad. Marcela Filippi

Hoy quisiera que alguien me salvara,
un héroe de la vida cotidiana,
un miliciano de las cosas sencillas,
un joven corazón sin cicatrices,
un amigo sin más,
un asidero, donde colgar mis miedos y mis penas.
Hoy quisiera que alguien sostuviera
entre sus manos fuertes y valientes,
toda mi cobardía hecha pedazos,
y me dijera ven, sencillamente,
sin aspavientos, sin falsos halagos,
empujando mi ánimo maltrecho
más allá de los versos,
de los libros inéditos,
de las palabras huecas.
Hoy quisiera que alguien me arrastrara
fuera de este refugio en el que habito,
me ayudara a limpiar las telarañas,
a colgar de una cuerda lo que ha de ser lavado:
las sábanas gastadas,
la tristeza baldía,
la yerma soledad de las derrotas…
Y después de tenderlo todo al viento,
me ofreciera su hombro solidario
donde apoyar mi frágil entereza,
mi decepción vestida de domingo,
para poder, de nuevo, caminar.

Oggi vorrei che qualcuno mi salvasse,
 un eroe della vita quotidiana,
 un miliziano delle cose semplici,
 un giovane cuore senza cicatrici,
 un amico niente di più,
 un sostegno, dove appendere le mie paure e le mie pene.
 Oggi vorrei che qualcuno sostenesse
 tra le sue mani forti e valorose,
 tutta la mia codardia ridotta in frantumi,
 e mi dicesse vieni, semplicemente,
 senza smancerie, senza false lusinghe,
 spingendo il mio spirito leso
 al di là dei versi,
 dei libri inediti
 delle parole vuote.
 Oggi vorrei che qualcuno mi trascinasse
 fuori da questo rifugio in cui abito,
 mi aiutasse a pulire le ragnatele,
 ad appendere a una corda ciò che deve essere lavato:
 le lenzuola consumate,
 la tristezza desolata,
 la sterile solitudine delle sconfitte...
 E dopo aver steso tutto al vento,
 mi offrisse la sua spalla come sostegno
 dove appoggiare la mia fragile integrità,
 la mia delusione vestita da domenica,
 per poter di nuovo, camminare.

DÍA TREINTA/GIORNO TRENTA

de/di José María Jurado-Posada
(trad. Marcela Filippi)

Sumidas en tiniebla, bajo un arco de fuego, transitan las
oscuras suplicantes por las remotas calles del dolor. No hablo
de la niña de los ojos traslúcidos, prima hermana del cedro,
mecida por el sol, sino del coro negro de las madres reales,
con puñales de droga y cárcel en el pecho, con el cáncer cosido 
al corazón, que avanzan por la noche bajo un palio extrañísimo 
y la cara quemada por la cera. ¿De qué tragedia
griega sepultada en el tiempo ha venido este coro de estatuas
plañideras, de ménades abiertas en canal? Han cambiado el
morado de los viernes de invierno por la túnica oscura de la
pena absoluta, hecha de plásticos rotos, de bolsas de basuras
y sagrados conjuros que tienen que cumplir.

Hasta más no Poder.


Immerse nella tenebra, sotto un arco di fuoco, transitano le
oscure supplicanti lungo le remote vie del dolore. Non parlo
della bambina dagli occhi cristallini, cugina di primo grado del cedro,
cullata dal sole, ma del coro nero delle madri reali,
con i pugnali di droga e carcere nel petto, con il cancro cucito 
al cuore, che avanzano di notte sotto un palio stranissimo 
e il volto bruciato dalla cera. Da quale tragedia
greca sepolta nel tempo è venuto questo coro di statue
dolenti, di menadi lacerate? Hanno cambiato il
viola dei venerdì d'inverno per la tunica scura della
pena assoluta, fatta di plastica rotta, di sacchi di spazzatura
e sacri scongiuri che devono compiere.

Fino alla Prostrazione.

 (De Cuaresma. Ilustraciones Pámpano Vaca. Cypress Cultura, 2020)

giovedì 23 marzo 2023

TEMER/TEMERE

de/di Enrique Solinas
(trad. Marcela Filippi)

Noche oscura del corazón,
tengo miedo de las palabras.
Ellas hablan sobre lo que vendrá
y me dicen
que más allá 
no hay nada. 
He aquí lo que soy
he aquí lo que sueño.
Este es 
mi cuerpo
y tengo miedo.


Notte buia del cuore,
ho paura delle parole.
Esse parlano di ciò che verrà
e mi dicono
che al di là
non c'è nulla.
Ecco ciò che sono
ecco ciò che sogno.
Questo è
il mio corpo
e ho paura.

                                         (Del libro El Pozo y la cima. Editorial Pre-Textos, Valencia 2022)


 

COSÍ L'AMORE/ASÍ EL AMOR

di/de Gino Fiore
(trad. Marcela Filippi)

Da vicino ti accorgi
che il mare è più forte.
Eri certo di poterlo
navigare da corsaro.
Dei suoi tesori
non afferrerai
che schegge taglienti.


De cerca te das cuenta 
que el mar es más fuerte.
Estabas seguro que podías
navegarlo como un corsario.
De sus tesoros
no atraparás
que astillas afiladas.

                           (Del libro Il fiume e il mare .Tutte le poesie. Omnibus poesia Caramanica)


martedì 21 marzo 2023

CENIZAS/CENERI

de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)

Cenizas I
No lloréis por mí:
llorad por vuestros hijos,
por los hijos de vuestros hijos.
Ellos tendrán que vivir, yo ya estaré muy lejos
y solo sentiré el frío de las piedras.

Cenizas II
Borra el sabor amargo del olvido.
Nos queda la ceniza y el recuerdo.
Asumamos la ausencia.
Amanecen ahora las horas de otro tiempo
llenas de inmensas olas que dibujan
inacabables versos sobre el mar.



Ceneri I
Non piangete per me:
piangete per i vostri figli,
per i figli dei vostri figli.
Essi dovranno vivere, io sarò ormai molto lontano
e sentirò soltanto il freddo delle pietre.

Ceneri II
Cancella il sapore amaro dell'oblio.
Ci rimane la cenere e il ricordo.
Assumiamo l'assenza.

Spuntano ora le ore di un altro tempo
pieno di immense onde che disegnano
interminabili versi sul mare.

(Del libro DES-CONCIERTO. Editorial La Fragua del trovador)

DONDE ASOMA LA TARDE/LADDOVE SPUNTA LA SERA

de/di Manuel Rico
(trad. Marcela Filippi)

Donde asoma la tarde: en la ventana.
O en el vaso de whisky, en ese engaño
que te aguarda en la mesa o te vigila.

En la piel que es temblor cuando los dedos
tocan los signos de la edad, tantean
territorios ocultos. En la ropa
tendida al sol que alguna vez fue tuya.

En la arena de agosto. En una playa
descubierta en Pavese aquel verano
de fiebres y lecturas. En la calle
del barrio que ya no nos espera.

En la lengua cortada en aquel tiempo
de la niebla. En la hora más triste, herida
de domingos. En los ojos del padre,
sembrados de hospitales y de muerte.

Siempre acecha esa luz que no prescribe. 



Laddove spunta la sera: nella finestra.
O nel bicchiere di whisky, in quell'inganno
che ti aspetta a tavola o che ti vigila.

Sulla pelle che è tremore quando le dita
toccano i segni dell'età, tastano
territori occulti. Nei panni
stesi al sole che una volta furono tuoi.

Sulla sabbia di agosto. In una spiaggia
scoperta in Pavese quell'estate
di febbri e letture. Sulla strada
del quartiere che non ci aspetta più.

Nella lingua spezzata in quel tempo
della nebbia. Nell'ora più triste, ferita
delle domeniche. Negli occhi del padre,
disseminati di ospedali e di morte.

È sempre in agguato quella luce che non si estingue.

                                                                                   (Del libro Quebrada Luz, 1996)

 

AL MAR/AL MARE

de/di Gertrudis Gómez de Avellaneda 
(trad. Marcela Filippi)
                                                    
Suspende, Mar, suspende tu eterno movimiento,
Por un instante acalla el hórrido bramar,
Y pueda sin espanto medirte el pensamiento
O en tu húmeda llanura tranquilo reposar.

Ni el vuelo de la mente tus límites alcanza;
Se pierde recorriendo tu vasta soledad;
Medrosa si contempla tu indómita pujanza,
Y atónita si admira tu augusta majestad.

¡Espíritu invisible, que reinas en su seno
Y oscilación perpetua le imprimes sin cesar!
¿Qué dices cuando bramas terrible como el trueno?
¿Qué dices cuando imitas doliente suspirar?

¿Al mundo acaso anuncias algún eterno arcano,
Que oculta en los abismos altísimo poder...
O luchas blasfemando con la potente mano
Que enfrenta tu soberbia, segundo Lucifer?

Coloso formidable te he visto en tu osadía,
Para escalar el cielo, montañas levantar,
Y al trueno de la altura tu trueno respondía,
Cual si el furor divino quisieses parodiar.

Mas luego -quebrantado tu poderoso orgullo-
Atleta ya vencido mirábate rendir
Y en la ribera humilde, con lánguido murmullo,
Rodabas por la arena tus orlas de zafir.

Entonces tu ribera buscaba complacida,
Gozando de tu calma mi ardiente corazón,
Y acaso los pesares de mi agitada vida
Adormeció un momento dulcísima ilusión.

Tal vez, cuando en la playa tus olas me seguían,
Mirándolas, y oyendo su plácido rumor,
-«Palacios te guardamos (pensé que me decían)
En antros solitarios, ignotos al dolor.

¡Ven, pues, a nuestros brazos! Apaga en nuestros senos
El fuego que devora tu estéril juventud...
Ven, pues, alma doliente y gozarás al menos
Lejos del mundo loco pacífica quietud!

Si a veces nos alzamos terribles y violentas,
Vorágines abriendo con hórrido rugir,
En tu alma se levantan más férvidas tormentas,
Que tu razón acaso no alcance a resistir.

¡ Ven, pues; a nuestro impulso tranquila te abandona;
Que nuestras hondas simas descanso y paz te den;
De perlas y corales ciñéndote corona,
Que apague los latidos de tu abrasada sien!»

¡Oh, Mar! ¡Y cuántas veces en su fatal delirio
Tradujo así tu arrullo mi herido corazón!...
¡Y cuántas más templaste mi bárbaro martirio
Mirando de tus olas la eterna sucesión!

Así, tal vez pensaba, sucédense los días,
Tras sí llevando raudos las penas y el placer...
Que pasan cual los duelos, las fiestas y alegrías,
Y nada, ¡por ventura!, durable puede ser.

Perecen las naciones, caducan los imperios,
Y un siglo al otro siglo sucede sin cesar...
¡El porvenir tan sólo conserva sus misterios!
¡El más allá, que inmóvil nos mira delirar!

Pasaron, ¡Mar!, pasaron las ansias y tormentos
Que entonces me agobiaban con bárbaro tesón;
Y acaso sucedieron delicias y contentos,
Que para siempre ¡oh triste! Pasados también son.

Que nunca de tus olas agótase el tesoro,
Ni agótase en el alma la mina del dolor;
Mas huyen -y no tornan- los gratos sueños de oro,
Del alba de la vida dulcísimo favor.

Prosigue, ¡Mar!, prosigue tu eterno movimiento,
Cual sigue de mi vida la ardiente actividad,
Pues eres noble imagen del móvil pensamiento,
Que es como tú grandioso, con calma o tempestad.

Prosigue, que cual pasan tus olas formidables,
Pasan por él acaso las dudas en tropel;
Mas veo en lontananza las rocas inmutables,
Que burlan los embates de tu furor cruel.

Así la fe se eleva, y en lo interior del alma
-Mil choques resistiendo- conserva su vigor...
¡Prosigue, Mar, prosigue; y en tempestad o en calma,
Proclama la grandeza de tu divino Autor!


AL MARE
Sospendi, Mare, sospendi il tuo eterno movimento,
Per un istante zittisci  l'orrido bramire,
E possa senza spavento misurare il tuo pensiero
O nella tua umida pianura  tranquillo riposare.

Nemmeno il volo della mente i tuoi limiti raggiunge ;
Si perde percorrendo la tua vasta solitudine;
Timorosa se contempla la tua indomita forza,
E attonita se ammira la tua augusta maestà.

Spirito invisibile, che regni nel suo seno
E oscillazione perpetua gli imprimi senza cessar!
Cosa dici quando ruggisci terribile come il tuono?
Cosa dici quando imiti dolente sospirar?

Al mondo forse annunci qualche eterno arcano,
Che occulta negli abissi altissimo potere...
O lotti blasfemando con la potente mano 
Che affronta la tua superbia, secondo Lucifero?

Colosso formidabile ti ho visto nella tua audacia,
Per scalare il cielo, montagne sollevar,
E il tuono dall'alto al tuo tuono rispondeva,
Come se il furor divino volessi parodiar.

Ma poi -spezzando il tuo possente orgoglio-
Atleta ormai sconfitto arreso ti guardavo
E sulla riva umile, con languido mormorio,
Rotolavi sulla sabbia le tue onde di zaffiro.

Allora la tua riva cercava compiaciuta,
Godendo della tua calma il mio ardente cuor,
E forse i dispiaceri della mia agitata vita
Addormentò per un attimo dolcissima illusion.

Forse, quando sulla spiaggia le tue onde mi inseguivano,
Guardandole, e sentendo il loro placido rumor,
-«Palazzi abbiam per te (pensavo mi dicessi)
In antri solitari, ignoti al dolor.

Vieni, dunque, tra le nostre braccia! Spegni nei nostri seni
Il fuoco che divora la tua sterile gioventù...
Vieni, dunque, anima dolente e godrai almeno
Lontano dal mondo pazzo placida quiete!

Se a volte ci eleviamo terribili e violente,
Aprendo voragini con orrido ruggire,
Nella tua anima si levano più fervide tempeste,
Che la tua ragione forse non sia in grado di resistere.

Vieni, dài; al nostro impulso placido ti abbandoni;
Che i nostri profondi abissi riposo e pace ti diano;
Di perle e coralli ti cingono la corona,
Che plachi i palpiti della tua tempia ardente!»

Oh, mare! E quante volte nel tuo fatale delirio 
Tradusse così  il tuo orgoglio il mio ferito cuor!...
E quante altre hai temperato il mio barbaro martirio
Guardando delle tue onde l'eterna succession!

Così, forse pensavo, i giorni si susseguono,
Dietro di sé portando rapidamente le pene e il piacer...
Che come duelli passano, le feste e le gioie,
E nulla, per sorte!, durevole può esser.

Periscono le nazioni, cadono gli imperi ,
E un secolo a un altro secolo succede senza cessar...
Soltanto l'avvenire conserva i suoi misteri!
L'aldilà, che immobile ci guarda delirar!

Son passate, Mare! son passate le ansie e i tormenti
Che allora mi opprimevano con barbara caparbietà;
E forse si son succedute delizie e gioie,
Che per sempre, oh triste! Sono passate anch'esse .

Che il tesoro delle tue onde non si esaurisca mai ,
Né esaurirsi nell'anima la miniera del dolor;
Ma fuggono -e non tornano- i grati sogni d'oro,
Dall'alba della vita dolcissimo favor.

Continua, Mare!, continua il tuo eterno movimento,
Come continua della mia vita l'ardente attività,
Ebbene, sei nobile immagine del mobile pensiero,
Che è come te grandioso, con calma o con tempesta.

Prosegui, fintanto che passano le tue onde formidabili,
Scorrono forse su di esso i dubbi a volontà;
Ma vedo in lontananza le rocce immutabili,
Che scherniscono l'impeto del tuo crudel furor.

Così la fede si eleva, e nell'intimo dell'anima
- Mille urti resistono- mantiene il suo vigor...
Prosegui, Mare, prosegui; e in calma o in tempesta,
Proclama la grandezza del tuo divin Autor!


(Gertrudis Gómez de Avellaneda, incluido en Antología de poetas románticas .Ediciones Sial, Madrid, 2008, edición de Diego Martínez Torrón).